Escribo personalmente y como presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (Amece), pionera y referente en España, asumiendo toda la responsabilidad de lo que digo, desde la tranquilidad, conocimiento y experiencia avanzada como enfermera escolar tras 42 años y 331 días en el mismo colegio.
No entro en detalles del colegio en el que trabajé y el cargo que desempeñé, supervisora de enfermería durante 36 años, es un hecho aislado por unas circunstancias muy específicas, alumnado con complejidad crónica y cuidados paliativos en alto porcentaje que también tienen derecho a estar escolarizados.
Voy a referirme a la mayoría de enfermeras escolares que trabajan solas como autoridades sanitarias y garantes de salud de la comunidad educativa y que tienen, desde la soledad más absoluta, también administrativamente, que realizar todas las competencias profesionales de la Enfermería, reinventarse frecuentemente e intentar integrarse con profesionales de la educación que en ocasiones nos viven como “cuerpos extraños”. […]