Los niños que comen de manera caprichosa tienen más posibilidades de padecer ansiedad o trastornos mentales, según ha mostrado un estudio realizado por investigadores estadounidenses sobre más de tres mil niños de 2 a 6 años. Según la investigación, realizada en dos fases, el 20,3% (n = 222) de los niños de la muestra final no comen de todo; el 17,7% (n = 185) es muy exigente con la comida y el 3% (n = 37) es muy exigente con lo que come e incluso ve limitada su capacidad para comer con los demás.
Los resultados han denotado que los niños con una selectividad alimentaria moderada y grave mostraron síntomas de ansiedad y otros trastornos mentales. Los más exigentes eran casi tres veces más propensos a tener ansiedad generalizada (2,70; IC 95% = 1,3-5,5; p = 0,009). Asimismo, aunque los niños moderadamente caprichosos con la comida tenían una mayor probabilidad de padecer un trastorno psiquiátrico, quienes no comían apenas nada tenían más del doble de posibilidades de sufrir depresión (2,01; IC 95% = 1,2-3,8; p = 0,01).
El estudio ha reflejado también la actitud de los padres, quienes están en permanente conflicto con sus hijos para que coman y no lo consiguen. Por ello, los expertos han destacado la importancia de llevar a cabo otras estrategias, al margen de las discusiones, para abordar el problema, ya que algunos menores pueden rechazar algunas comidas porque han tenido alguna mala experiencia con ciertos sabores, olores o texturas.
Zucker N, Copeland W, Franz L, Carpenter K, Keeling L, Angold A, et al.